Los objetivos principales de la sanidad pública de la vacunación frente a la COVID-19 es reducir la enfermedad severa y muertes y mantener los servicios básicos.
Por ello la mayor prioridad en cada país debe ser vacunar a:
- las personas de mayor riesgo de consecuencias severas (personas inmunocomprometidas de cualquier edad elegible, incluidos los niños a partir de 5 años; personas mayores; residentes de centros de larga estancia; personas con condiciones de salud subyacentes; y grupos en desventaja sociodemográfica, incluidos los refugiados);
- contactos estrechos de personas inmunocomprometidas;
- trabajadores de los servicios identificados como esenciales (p.ej., trabajadores sanitarios y de asistencia social, y profesores de escuela).
Los países que han logrado una captación elevada con las dosis primarias y la dosis de refuerzo en grupos de población de mayor prioridad, y los que tienen medios financieros y programáticos para poder ofrecer la formulación pediátrica aprobada de la vacuna frente a la COVID-19 para los niños de 5 a 11 años.
Para decidir si ofrecer vacunas a los niños sanos desde los 5 años, los países tienen que considerar los beneficios y riesgos de la vacunación frente a la COVID-19 en este grupo en su contexto epidemiológico.
- Generalmente la COVID-19 es menos grave en niños sanos de 5 a 11 años, pero ocasionalmente puede causar enfermedad severa.
- Los ensayos clínicos para comprobar la seguridad y eficacia de la vacuna frente a la COVID-19 en niños pequeños pasan por un proceso riguroso, y han requerido cumplir los mismos estándares que para otras vacunas.