Las vacunas se consideran seguras en este grupo de población, aunque la respuesta inmunitaria puede ser menor de lo habitual en la población general.
Las personas inmunocomprometidas (incluyendo las personas que conviven con VIH, independientemente del recuento de CD4+) o las personas que están recibiendo una terapia inmunosupresora (incluyendo los corticoides que pueden ser utilizados en el tratamiento de la COVID-19) pueden tener mayor riesgo de sufrir la COVID-19 grave. No se recomienda la interrupción de la terapia inmunosupresora.
En el caso de las vacunas que no contienen virus vivos, tales como las vacunas ARNm y vacunas de vectores virales, el plasma de convalecientes o los anticuerpos monoclonales que se usan para el tratamiento de la COVID-19 no serían una contraindicación para la recepción de la vacuna, aunque para prevenir la interferencia con la respuesta inmunitaria a la vacuna, es aconsejable aplazar la vacunación como mínimo 90 días.
Las personas inmunocomprometidas deben recibir una dosis adicional de la vacuna frente a la COVID-19 en la serie primaria para proporcionarles más posibilidades de desarrollar una respuesta inmunitaria suficiente.
Actualización (Marzo del 2023):
Las personas inmunocomprometidas se encuentran entre los grupos de mayor prioridad para los que se recomiendan las dosis de refuerzo.