La efectividad de la vacuna contra la infección por SARS-CoV-2 y la enfermedad leve de la COVID-19 proporcionada por el número estándar de dosis de la vacunación primaria disminuye con el tiempo, mientras que la protección contra la enfermedad severa y muerte se mantienen altas, incluso contra la variante Omicron. Una dosis de refuerzo de la vacuna puede recuperar las respuestas inmunitarias de manera significativa, especialmente en personas mayores. Los estudios sobre la eficacia de las vacunas para la dosis de refuerzo están publicados por un número creciente de países, pero siguen siendo limitados en el tiempo de seguimiento. Todos los estudios demuestran una mejora en la protección contra la enfermedad severa y muerte.

La OMS recomienda que los países que están ofreciendo la dosis de refuerzo se centren primero en los grupos más vulnerables y personal sanitario para minimizar el riesgo de un aumento de los casos severos y muertes, y maximizar la resiliencia de los servicios de asistencia sanitaria.

Actualización (Marzo del 2023):

Por lo general, se administra una primera dosis de refuerzo entre 4 y 6 meses después de completar la serie primaria de vacunación. Para la dosis de refuerzo se puede usar tanto una vacuna frente a la cepa ancestral como una vacuna que incluye los componentes frente a las variantes del virus SARS-CoV-2. A medida que la eficacia de la vacuna disminuye, también se debe ofrecer una segunda dosis de refuerzo entre 4 a 6 meses después de la última dosis o, si se incumple este período de tiempo, tan pronto como sea posible, especialmente para los grupos prioritarios con mayor riesgo.