Las personas mayores no vacunadas tienen más probabilidades de ser hospitalizadas o morir por causa de la COVID-19. El riesgo de enfermedad severa con la COVID-19 se incrementa con la edad, y las personas mayores son las que están bajo el máximo riesgo. Además, el riesgo aumenta si uno tiene enfermedades crónicas o el sistema inmunitario debilitado. Por esta razón, las personas mayores son uno de los grupos de personas prioritarias a las que se les ofrece la vacuna frente a la COVID-19.
La evaluación en la práctica real de las vacunas frente a la COVID-19 ha mostrado que la vacunación completa ha sido efectiva en prevenir el 94-96% de las hospitalizaciones asociadas a la COVID-19 entre los adultos de ≥65 años.
Las vacunas frente a la COVID-19 siguen proporcionando una protección fuerte contra la enfermedad severa y muerte asociadas con variantes del virus emergentes, incluyendo Delta y Omicron. Las vacunas han demostrado ser seguras en las personas mayores, incluyendo las que tienen enfermedades crónicas o el sistema inmunitario debilitado. La mayoría de los efectos secundarios son leves y de corta duración, y no todos los padecen.