Algunas personas con enfermedades hepáticas crónicas pueden tener el sistema inmunológico deficiente o pueden recibir un tratamiento inmunosupresor. Las personas inmunocomprometidas tienen un riesgo elevado de enfermedad severa por COVID-19 y muerte. Todas las vacunas incluidas en la lista de uso en emergencias de la OMS ofrecen una protección significativa frente a la enfermedad severa de la COVID-19 y son seguras para las personas inmunocomprometidas.
La respuesta inmunitaria a la vacunación frente a la COVID-19 y la protección obtenida en personas inmunocomprometidas puede no ser tan fuerte en comparación con el resto de la población. Por lo tanto, las personas inmunocomprometidas y sus contactos estrechos deben recibir la serie primaria de vacunación extendida (de 3 dosis) seguida por una primera y segunda dosis de refuerzo administradas en un intervalo de 3 a 6 meses.
Los datos de investigación conocidos hasta el momento no respaldan la idea de que la vacunación frente a la COVID-19 induce la hepatitis autoinmune (HAI).